Nearshoring
Las dificultades generadas en las cadenas de suministro global durante el período de pandemia, aunadas a las profundas controversias comerciales y políticas cada vez más acentuadas entre China y los EUA, han detonado un proceso irreversible de relocalización industrial a nivel mundial. A este proceso se le conoce como ‘nearshoring’.
Esta coyuntura representa una oportunidad sin precedentes para México, toda vez que las inversiones norteamericanas y europeas están saliendo aceleradamente de China para reubicarse en paises aliados que se encuentren lo más cercano posible al mercado de norteamérica, mismo que concentra poco más del 25% del PIB mundial. De entre todas las naciones atractivas para la inversión destinada a establecer operaciones manufactureras que hasta hoy han estado localizadas en China, así como para desarrollar nuevos proyectos que ya no serán implementados allá, México es el país con mayor atractivo geoeconómico del mundo.
La demanda de espacios en parques industriales, sobre todo en la zona norte del país muestra que la enorme oportunidad que representa el ‘nearshoring’ para México no es una hipótesis, sino una realidad. Pero también lo es el hecho de que una de las grandes limitaciones que diversos proyectos están encontrando es la disponibilidad de energía eléctrica y, más aún, la certeza de que en el mediano plazo la electricidad que van a consumir provendrá de fuentes renovables, una exigencia cada vez más decisiva por parte de las empresas multinacionales que están invirtiendo en proyectos de relocalización de sus plantas de manufactura.
México podría estar -a partir del 2023- alcanzando niveles de inversión extranjera directa sin precedentes en nuestra historia, generando cientos de miles de nuevos empleos y logrando crecimientos anuales del PIB superiores al 5% anual. Esa sí sería una auténtica y virtuosa transformación, capaz de convertir al país en una gran potencia productiva.
La oportunidad es inmejorable. Aprovecharla, sin embargo, exige acciones y decisiones que cruzan con la actual política energética del país, especialmente en el sector eléctrico. Aunque hasta hoy hemos observado un enérgico freno nacional por razones ideológicas, se trata de una oportunidad de tal dimensión, que no podemos dejarla pasar.